jueves, 4 de febrero de 2016

“Un ejemplo de Orador”.

“Un ejemplo de Orador”.

Un Ejemplo de Orador; es decir de quien ORA; es Cristo.
Antes de hablar de él pondremos su ORACION predilecta la cual a todas y todos nos enseño y dejo como legado.
Sin dejar  que el Intelecto meta la cola de si es está la oración; por su profundidad Esotérica nos apoyaremos en ella.
“Padre nuestro, que estás en los cielos, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo. El pan nuestro de cada día dánosle hoy; perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores, y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal.  Porque tuyo es el reino,  el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén”.
Simple, sencilla, poderosa y sin la intervención egoica y sus ramificaciones.
No tiene; esta ORACION; ningún ápice, ni siquiera una pisca o intento de sombra egoica en su ejecución.
No hay Codicia, Vanidad, Orgullo, Pereza, Gula, Ira, Lujuria en su configuración.
No hay tradición, costumbre, ni hábito. No hay  creencia, dogma o sectarismo. No hay pensamientos, ni ideas fantasiosas, mentirosas, ni engañadoras, no hay sensaciones, emociones, ni sentimientos. Solo la expresión sana, santa y CONSCIENTE dirigida al PADRE.
Primero que nada; es una Oración directa, sin  mediadores, sin interventores o ayudantes que intervengan.
Es una Oración; conversación con el PADRE; Dios; en forma directa, frente a frente.
Decíamos que no hay CODICIA. En ningún instante se solicitan cumplimientos de deseos, apetencias. En ninguna parte dice por ejemplo: Padre dame dinero, casa, autos, terrenos, salud, fuerza,  o ropa, etc.
Tampoco hay VANIDAD en ella expresada: no dice gracias Padre por la ropa dada, por la casa, dinero, salud, que me hacen estar mejor frente a los demás y a mí mismo.
No está el ORGULLO de sentirse poderoso por los favores recibidos.
No está la PEREZA que refleja el cumplimiento por milagro de todas las peticiones.
Tampoco está la GULA, ya que el pan al que se refiere es el PAN DE LA SABIDURIA o CONSCIENCIA.
No está la IRA por el no cumplimiento de los deseos egoicos que normalmente se manifiestan en una oración sombría.
Menos está presente LA LUJURIA de la satisfacción carnal o satisfacción sexual bajo el alero de la FORNICACION, ni aun sin ella.
Ni siquiera se pide ayuda para TRANSMUTAR o pareja para realizarlo. Simplemente la gran frase es “HAGASE TU VOLUNTAD, ASI EN LA TIERRA, COMO EN EL CIELO”.
Recordamos que tierra también se llama al cuerpo físico, así que; que grandiosa es la frase si la comprendemos con la develación: “Hágase tu voluntad así en el cuerpo físico; como en los cielos; demás cuerpos y planos”.
En cambio; como egos y egoicos; siempre nuestras oraciones están llenas precisamente de eso que CRISTO no pide ni solicita.
Ante la enfermedad ¿Qué se pide? Salud.
Ante la pobreza ¿Qué se pide? Riqueza.
Ante la soledad ¿Qué se pide? Acompañamiento.
Ante el miedo ¿Qué se pide? Valentía.
Ante estas cuatro representaciones básicas se solicita lo contrario; pero ¿quién se enferma, empobrece, queda solo y cobarde? Sin duda el ego.
Y este. El ego es precisamente el tentador y el mal; del cual nos debe LIBERAR DIOS.
Solicitamos: “VENGA A NOSOTROS TU REINO” ¿y qué hay en el reino de DIOS? Queda bien explicito en la parábola del hijo prodigo cuando él; el hijo: regresa al ceno o reino del Padre.
Hay Alimento, ropa, tesoros, joyas, virtudes, poderes, gracias y todo lo que tiene el PADRE.
A la letra muerta o  la incomprensión inconsciente de las palabras y frases, alimento es comida, ropa es ropa; pero a la LUZ de la CONSCIENCIA DESPIERTA es mucho más.
El ORADOR; en este caso en que nos estamos refiriendo a “CRISTO”; esta manifestada la pureza más grande en esta simple oración.
Pero; el ego y los egoicos; inventan un sinfín de oraciones en donde quedan manifiestas y expresadas sus tendencias.
Decíamos al principio: Antes de hablar de él; de CRISTO; pondremos su oración predilecta. Ya puesta y enunciada ¿qué vamos a hablar de CRISTO?
Solo retirémonos a los aposentos y digamos: Padre Nuestro que estás en los Cielos…
Amén.

Paz Inverencial.

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