"LOS ASPECTOS O PARTES DEL SER".
IV
En el sufrimiento,
en el dolor, en la soledad, ante la humillación, aflora casi siempre en
el ser humano el instinto de pedir ayuda a DIOS o nuestra mirada se
vuelca hacia un ser supremo que intuimos que existe y que nos puede
ayudar.
¡Dios mío! Es nuestra primera exclamación casi Inconsciente que brota de nuestros labios; ¡Dios mío!
Si esa simple y sencilla conexión; la transformamos en un acto
CONSCIENTE; nuestra ESENCIA en esas circunstancias logra unirse
realmente a su SER.
¿Y que es realizar ese acto en forma Consciente?
Realizarlo sin miedo, sin cobardía, sin el dolor que nos embargue, sin
la soledad, sin el sufrimiento; sino; CONSCIENTES de que esos agregados
psicológicos solo son sombras que nos sumen en la desesperación y hacen
que nuestra Oración este condicionada a un resultado que satisfaga
nuestros deseos, anhelos y/o esperanzas.
Una manera de darnos cuenta
de ello; de tomar CONSCIENCIA; es comprender lo que dijo Cristo: “Padre
mío, hágase tu voluntad y no la mía”.
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